Olacy Cavalcanti comenzó a trabajar en el comercio a la edad de 15 años, junto con su padre, Olavo Cavalcanti de Albuquerque. Olavo, que es natural de João Pessoa, llegó a Campina Grande en 1944 atraído por el potencial económico que la ciudad ya llevaba el ADN de la grandiosidad. Olavo fundó su compañía, y aquí constituyó una familia. Olacy con el tiempo asumió el recargo, junto con su hermano, la administración de la empresa familiar convirtiéndose en uno de los comerciantes más destacados de la ciudad. Por delante de Olacanti asumió el 1978 la Presidencia de la CDL, siguiendo la tradición iniciada por su padre que fundó junto con Ademar Borges la entidad en Campina Grande. Su gestión estuvo marcada por grandes acontecimientos, como él mismo reporta: "cuando tomé el mando, la sede de la CDL había sido comprada y parte de la deuda seguía activa. Uno de mis compromisos de gestión era liquidar esta deuda, y así lo hice. ", recuerda el empresario.
Olacy también llevó a cabo muchas campañas de incentivos para el comercio, como la llegada de Santa Claus, que fue uno de los más llamativos, como él mismo explica: "fuimos a buscar en la caravana de Santa Claus que llegó al aeropuerto de Campina Grande y lo llevamos al centro, reunidos Miles de personas. Fue un gran éxito ", concluye.
Para Olacy, CDL es una de las entidades más importantes de la ciudad, y junto con la asociación comercial representan importantes herramientas para el desarrollo del comercio y la economía en su conjunto. En estos 50 años se ha trabajado mucho para el movimiento del tendero en la ciudad para enfrentar con maestría los momentos difíciles en las diversas crisis que el país ha cruzado. "A menudo digo que el llanto viene de noche, pero la alegría viene por la mañana. Pasamos por periodos complicados, pero no masacramos, trabajamos arduamente para superar cada uno de estos retos. Y me alegro de que hayan tenido estas crisis, porque sólo entonces podríamos desarrollar nuevas estrategias para seguir, creciendo como hombres de negocios y como personas.
Como lema de la vida, Olacy sigue a la carta lo que aprendió de su padre: ser honesto sobre todo, ser justo y trabajar siempre teniendo como bandera la verdad. "Mi padre siempre dijo: sea sincero y honesto con sus clientes, porque son el gran patrimonio de cualquier empresa. Lo más importante al final del día es poner la cabeza en la almohada con tranquilidad y conciencia limpia, es la gran riqueza que un hombre puede tener ", concluye.